viernes, 6 de julio de 2012

Que conozco su voz, en forma susurro y en formato gemido y en formato secreto. Que me se sus cicatrices y el sitio que la tienes que tocar en el éste de su pie izquierdo para conseguir que se ria. Y me se lo de sus rodillas, y la forma de rozar las cuerdas de la guitarra. Que yo también he memorizado su numero de teléfono, pera también el numero de sus escalones, y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcase por bulerías. Que no solo conozco su ultima pesadilla, también las mil anteriores. Y yo si que no tengo cojones a decirle a no a nada, porque tengo mas deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamas  con la luna. Y mira que tontos, enamorados en este mundo. Que se la cara que pone, cuando se deja ser completamente ella. Retira ese puto milagro que supone que exista. Que la he visto volar por encima de de poetas que valían mucho mas que estos dedos y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino. La he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo, que lo de mira si que  un polvo es un polvo y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre. Que te entiendo, que yo escribo sobre lo mismo, sobre la misma. Que razones tenemos todos, pero yo muchas mas que vosotros.

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